Tiempo de lectura: 3 minutos¿Te lías con las tarjetas gráficas y no sabes muy bien para qué sirven o cual te conviene más? Sin duda, es uno de los componentes que más incertidumbre genera a la hora de decidirse por un portátil o un ordenador de sobremesa. Por eso vamos a ver de forma sencilla y sin enredarnos con tecnicismos qué es una tarjeta gráfica, cuál es su función y conocer los distintos tipos que existen para que puedas elegir mejor en función de tus necesidades.
Tabla o índice de contenidos
Qué es la tarjeta gráfica y cuál es su función
La tarjeta gráfica o tarjeta de vídeo es una placa de circuitos informáticos que se encarga de procesar los datos que le envía el procesador para convertirlos en información comprensible para el usuario.
Su misión es procesar los datos para transformarlos en imágenes y vídeo que se reproducen en la pantalla o el monitor del ordenador.
En definitiva, todas las imágenes que visualizas a través de tu pantalla necesitan ser procesadas por el ordenador, desde la interfaz del sistema operativo, hasta las aplicaciones, videojuegos o documentos de cualquier tipo de formato. Por tanto, la tarjeta gráfica obtiene esos datos que le envía el procesador y los transforma en información visual. O lo que es lo mismo, convierte datos que son unos y ceros en imágenes.
Una tarjeta gráfica es un componente que va integrado en la placa base del ordenador o también puede instalarse por separado para ampliar su capacidad. Esto nos lleva a hablarte de estos dos tipos de tarjetas gráficas: integradas y dedicadas, ambas conectan directamente con el monitor para enviarle los datos transformados en imágenes y vídeos.
Tipos de tarjetas
Tarjeta gráfica integrada
Las tarjetas gráficas integradas (iGPU), también conocidas como tarjetas gráficas compartidas, van acopladas dentro del propio procesador. Entre los chips que tiene el procesador de un ordenador se encuentra uno para el procesado de imágenes, es decir, una pequeña tarjeta gráfica.
Consumen mucho menos y no ocupan espacio adicional. La memoria de estas tarjetas es compartida, necesitan utilizar la memoria RAM para realizar sus procesos, por lo que en determinados casos puede mermar la capacidad de la propia RAM.
Tienen la potencia suficiente para los videojuegos y la edición de vídeo menos exigentes o ver películas en 4K. Son las ideales para tareas más comunes, como la navegación por internet o procesados de imagen sencillos que no necesiten altas resoluciones. También resultan más económicas.
No obstante, la evolución de algunos fabricantes de CPUs y tarjetas gráficas integradas como Intel y AMD, y la colaboración de ambos en el desarrollo de estos componentes, ha conseguido tarjetas integradas con la potencia necesaria para tareas de mayor rendimiento.
Tarjeta gráfica dedicada
En el caso de las tarjetas gráficas dedicadas, también llamadas discretas, se insertan en un puerto PCIe de la placa base. Es decir, que se conectan al ordenador como una unidad externa en la que la CPU pueda apoyarse en las tareas especialmente exigentes. Se llaman tarjetas dedicadas porque son componentes dedicados exclusivamente al procesado de imágenes.
Con ellas se consigue un rendimiento superior por lo que consumen más energía. Por otra parte, cuentan con memoria propia y no reducen la capacidad de la memoria RAM.
Al ser mucho más potentes resultan óptimas para tareas más pesadas, como la edición de vídeo e imágenes en alta resolución y los videojuegos de última generación. Además, siempre se pueden sustituir por otra más potente si es necesario. Eso sí, también son más caras.
NVIDIA y AMD han venido siendo los principales fabricantes de tarjetas gráficas dedicadas, sin embargo Intel está despuntando también en este terreno.
Por supuesto, el mundo de las tarjetas gráficas es mucho más complejo y existe una oferta tan variada y extensa que es difícil de abarcar porque se encuentra en continua evolución. No obstante, unas pequeñas nociones básicas te ayudarán a saber mejor qué tarjeta gráfica es la que más te conviene en función del uso que le vayas a dar a tu ordenador.
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